OPERATIVOS DE PRENSA

El operativo de prensa montado por Magneto utilizando de cara visible al mercenario Jorge Lanata aterroriza,

Da más miedo que la Side, el afip, Moreno, ver que una empresa privada que va a estar para siempre en las manos de personas que no se saben quiénes son puedan tener el poder de espionaje, articulado, comunicacional que demuestran las investigaciones, cierta o mentirosas del programa periodismo para todos.
Que sean ciertas o no es una cuestión menor, ya que a la larga se sabrá a través de la justicia , pero que tengan el poder de espiar , investigar como dicen algunos, a los ciudadanos más poderoso que la secretaria de información de estado es realmente de terror, es de película.
Por otro lado, el manoseo a la investidura presidencial es también muy peligroso, para la ciudadanía en general, que en principio no se da cuenta lo que ocurre, le resulta simpático que alguien diga lo que por diferentes motivos uno quisiera decir a la Presidente, y a su runfla.
Pero que degrada de tal manera la imagen del Jefe de estado que se le pierde el respeto, así paso con Arturo Ilia,  que identificaban con la lentitud, y la gente se a olvido que ese Presidente había casi terminado de pagar la deuda externa, había pasado la participación de la renta a los trabajadores como la más alta desde 1950, que la política externa era soberana total y no dependiente de EEUU, que consiguió sentar a los británicos a negociar la soberanía de Malvinas, que libero la fabricación de remedios, que nacionalizo la zonas petroleras, que bajo la inflación anual 3%, que bajo la desocupación a menos de 4, todo fue olvidado por que un operativo de prensa decía que era corrupto, que era lento, que los radicales eran bandidos …..
Ya no hay espacio para golpes de estado con custodia de nuestro ejército hacia grupos concentrados de dinero, pero si hay lugar para golpes institucionales, los que puede ser tan peligrosos como los otros porque no son el resultado de la voluntad popular expresado en las urnas, las que pueden a veces mostrar el mal humor, sobre el cual no ha decidido la gente sino quienes los impulsan solapadamente como un gran hermano a hacer lo que no quieren hacer.