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miércoles, 23 de junio de 2010

IGLESIA documento sobre pobreza

ERRADICAR LA POBREZA Y PROMOVER EL DESARROLLO INTEGRAL 
 
Preparando el Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia   -Rosario 2011
 
  En la 96ª Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino (Noviembre 2008) los obispos nos entregan  un documento: “Hacia el Bicentenario en Justicia y Solidaridad” en el que  nos marcan la prioridad nacional: “Erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral de todos”. El término erradicar nos habla de raíz y, si la propuesta es arrancar la pobreza de raíz, debemos acertar  cual es la raíz y donde se encuentra arraigada. Nuestra reflexión, a la luz del Evangelio y de las vivencias ecológicas, experimentadas a lo largo de los 10 años de vida de nuestro grupo, se ha dirigido a encontrar esa causa – la raíz – que como tal, parece estar oculta a miradas de urgencia y preocupaciones coyunturales.
 
En la Semana Social de Mar del Plata 2009, se nos entregó el doc. Nº 1 de la Pontificia Universidad Católica Argentina, donde se detalla “una fotografía” de la realidad nacional, que concluye con la elaboración de un Indice de Privaciones Humanas (IPH); “ya que la pobreza humana es un concepto mas amplio que la pobreza de ingresos. Dicha situación se define como una condición que limita la vida, frena la libertad y priva a las personas de dignidad”, considerando las tasas de mortalidad, desnutrición y no escolarización, el IPH elaborado, coincide con las provincias del NEA, NOA y el AMBA (Area Metropolitana de Buenos Aires)
 
En la misma Semana Social , ENDEPA, nos acercó una “Memoria y Camino” donde sus integrantes puntualizan “sombras amenazantes” tales como…”la concentración de la tierra, su extranjerización, la destrucción de los recursos naturales por la expansión de la frontera agrícola”…”explotaciones del monte; recursos mineros; contaminación, proyectos turísticos”…”pérdida de su cultura e identidad, por la migración a centros urbanos…lejos de sus zonas ancestrales de vida, por la influencia de las iglesias, los sistemas políticos clientelares, políticas educativas y los medios masivos de comunicación”. En las comunidades que fueron “urbanizadas” indican la preocupación  por el alcoholismo, la prostitución, la droga, el suicidio juvenil”. Estas formas inéditas de pobreza y exclusión, presentes entre el pueblo argentino todo (no solo entre los pueblos originarios) hacen que desde  el documento de Aparecida, se exprese:" hoy los excluidos no son solamente “explotados” sino que han llegado a ser “sobrantes y desechables”…
 
En el Documento de la 96 Asamblea , se utilizan con frecuencia expresiones tales como "desarrollo económico"; "desarrollo humano"; "desarrollo humano sustentable"; "desarrollo humano sostenible" y "desarrollo integral", en ocasiones con sentido ambiguo cuando no, como sinónimos. Pero en el Nº  26, Pág. 17, de dicho documento se aclara: "la economía global nos demuestra que el desarrollo no se limita al simple crecimiento económico". Interpretamos que la concepción de "desarrollo integral", también llamado "a escala humana", según sus mentores - Max - Neef 1986- "es de difícil concreción en modelos gigantiásicos".   Un ejemplo claro  de gigantismo a escala "in humana" lo tenemos en el modelo agropecuario de cultivos a escala extensiva, básicamente soja transgénica. Los “explotados” de antes, peones de campo, trabajadores golondrina… mas los desplazados por los desmontes y destrucción de selvas, cierres de tambos y pequeñas producciones agrarias tradicionales… etc. son hoy muchos de los “sobrantes y desechados”. Este modelo agropecuario, de record de cosechas y de crecimiento de millones de toneladas para la exportación, no ha aportado al desarrollo, por el contrario, aun generando mucha riqueza que tenemos que preguntarnos a qué manos va, no podemos dejar de ver y sufrir también, la pobreza y los “daños colaterales” que produce. La pobreza no se podrá erradicar con las “migajas” que caigan de la mesa por el efecto “derrame”.
 
Hacemos nuestras las expresiones de Mons. Carmelo Giaquinta (UCA;2005) El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral; es decir: promover a todos los hombres y a todo el hombre” (n. 14. “El verdadero desarrollo... es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas” (n.20). Así define Pablo VI al desarrollo. Por lo mismo, debe ayudar a que el hombre ponga el pie en Marte; pero también, a que el habitante de Castelli, en la Provincia del Chaco, tenga agua para beber.
 
Para Mons. Giaquinta, era necesario: “Frenar la macrocefalia de Buenos Aires y de las capitales de Provincia…. Si la macrocefalia es una enfermedad para una persona, lo es también para una sociedad política. Y la Argentina sufre de ella… Esta es una estructura que necesariamente está destinada a vivir en una crisis crónica, donde el Desarrollo sea prácticamente imposible… Los que hemos nacido y vivido en Buenos Aires, y ahora residimos en el interior, ya percibimos que la degradación de la vida en la Capital Federal y alrededores es enorme. Ante la macrocefalia bonaerense, ¿de qué república federal hablamos cuando invocamos el primer artículo de la constitución nacional? Aproximadamente otro tercio de la población se aglomera en las capitales de provincias, las cuales repiten en sus respectivas provincias el mismo esquema de Buenos Aires con respecto a la República. Para enfrentar el Desarrollo de la República, integral y sostenido, es preciso dar fuerza a los Municipios del Interior. Facilitar que sus hijos puedan florecer en ellos: crecer, estudiar, trabajar. Igualmente, es preciso beneficiar a la población rural, ayudándola a permanecer en su tierra de origen. Y no obligarla a emigrar. Para ello son necesarias políticas de Estado a treinta años. ¿Estamos dispuestos a favorecerlas? Los ciudadanos cristianos no podemos negarnos a luchar por ellas. Está en juego el Desarrollo de la República y de nuestros hijos.”*
 
La Doctrina Social de la Iglesia nos da pautas claras del estilo de vida que debemos observar si queremos lograr el orden de la creación y la satisfacción de las necesidades primarias de todos
“Los graves problemas ecológicos requieren un efectivo cambio de mentalidad que lleve a adoptar nuevos estilos de vida, « a tenor de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un desarrollo común, sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones ». Tales estilos de vida deben estar presididos por la sobriedad, la templanza, la autodisciplina, tanto a nivel personal como social. Es necesario abandonar la lógica del mero consumo y promover formas de producción agrícola e industrial que respeten el orden de la creación y satisfagan las necesidades primarias de todos. Una actitud semejante, favorecida por la renovada conciencia de la interdependencia que une entre sí a todos los habitantes de la tierra, contribuye a eliminar diversas causas de desastres ecológicos y garantiza una capacidad de pronta respuesta cuando estos percances afectan a pueblos y territorios.  La cuestión ecológica no debe ser afrontada únicamente en razón de las terribles perspectivas que presagia la degradación ambiental: tal cuestión debe ser, principalmente, una vigorosa motivación para promover una auténtica solidaridad de dimensión mundial (CDSI 486)

Por todo lo dicho a lo largo de este documento, insistimos en llamar la atención de nuestros Pastores y hermanos en la FE , respecto a nuestra convicción que el modelo agroexportador, de crecimiento en monocultivos y de despoblamiento, es la raíz de los males que empujan a la urbanización forzada y que justifican el asistencialismo. Que ello significa desarraigo, pérdida de identidades, consumismo e ingesta de comida chatarra, destrucción de las familias, ruptura de los tejidos y redes de solidaridad, y que, en ausencia del Estado, la gente transplantada quede en manos de los punteros y del crimen organizado.
 
Grupo de Ecología y Ecumenismo
En su Xº Aniversario 19 de Junio 2010
 
“Los cristianos descubren que su responsabilidad dentro de la creación y sus deberes con la naturaleza y el Creador forman parte de su fe. Esto les abre un amplio campo de cooperación Ecuménica e Interreligiosa                                   (Juan Pablo II -1 Enero 1990-)